Capítulo 1: Un cambio fundamental en la educación

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Figura 1.5 Más estudiantes se refleja en clases teóricas multitudinarias

Los gobiernos de diferentes provincias, estados y países han respondido de manera diferente a la necesidad de elevar el nivel educativo. Algunos países (como Canadá) han aumentado la financiación estatal a las instituciones de educación postsecundaria igualando o incluso superando el aumento del número de estudiantes. Otros países (sobre todo los EE.UU., Australia, Inglaterra y Gales) han realizado principalmente recortes en la financiación estatal directa de los presupuestos operativos, junto con un aumento masivo en los honorarios docentes.

Cualquiera sea la estrategia de gobierno, en todas las universidades e institutos que he visitado, los instructores indican que tienen cada vez más estudiantes en sus cursos, las clases son más multitudinarias y como resultado, las clases son más del tipo conferencias con poca interacción. De hecho, las estadísticas confirman estos datos. Usher (2013) indica que la proporción profesor con dedicación exclusiva: estudiante de dedicación exclusiva en las universidades canadienses se ha incrementado de 1:18 en 1995 a 1:22 en 2011, a pesar de que se ha incrementado el 40% de financiamiento por estudiante (luego de la inflación). De hecho, la proporción 1:22 implica clases más grandes, ya que los profesores con cargos de dedicación exclusiva destinan sólo el 40 % de su tiempo a la enseñanza y los estudiantes pueden tomar hasta 10 cursos diferentes al año. En la práctica en los cursos de primer y segundo año el número de alumnos es extremadamente alto. Por ejemplo, el curso de introducción a la Psicología en una universidad canadiense de tamaño medio tiene un profesor exclusivo responsable por más de 3.000 estudiantes.

Sin embargo, los honorarios docentes lo reflejan, por eso muchas instituciones o gobiernos han tratado de aumentar los honorarios, a pesar de los recortes en los subsidios, lo que da como resultado un incremento en la proporción Instructor:Estudiantes. Además, como consecuencia de los honorarios más elevados y el incremento de la deuda de los estudiantes para financiar la educación universitaria o terciaria, los estudiantes y sus padres se tornan más exigentes, más parecido a un cliente que a un integrante de una comunidad académica. La enseñanza deficiente, en particular, es visible y cada vez menos aceptable para los estudiantes que pagan más por su educación.

La queja general de los profesores es que el gobierno o la administración institucional no han aumentado los fondos para los docentes en proporción al aumento del número de estudiantes. De hecho, la situación es mucho más complicada aún. La mayoría de las instituciones que ha crecido en términos del número de estudiantes ha manejado la expansión a través de una serie de estrategias:

  • la contratación de más docentes por cuatrimestre o por contrato con salarios más bajos que los profesores titulares
  • una mayor cantidad de docentes auxiliares que a su vez son estudiantes
  • el aumento del tamaño de las clases
  • incremento en las tareas de los docentes

Todas estas estrategias tienden a tener un impacto negativo en la calidad, si los métodos de enseñanza no se modifican.

Los instructores contratados representan un menor costo que los profesores de dedicación exclusiva, pero por lo general no tienen las mismas funciones que los profesores titulares como la selección del plan de estudios y de los materiales de estudio, y aunque a veces son muy calificados académicamente, la naturaleza relativamente temporal de su empleo significa que su experiencia y conocimiento se pierden cuando terminan sus contratos. Sin embargo, de todas las estrategias, probablemente ésta tenga el menor impacto negativo en la calidad. Lamentablemente, sin embargo, también es la más cara para las instituciones.

Los docentes auxiliares a veces tienen sólo un par de años más de estudio que los estudiantes a los que están enseñando, suelen no estar bien supervisados o formados para la enseñanza y, a veces, si son estudiantes extranjeros (como suele ser el caso), sus conocimientos de idioma inglés/español es escaso, por lo que a veces es difícil entenderlos. Generalmente, ellos están a cargo de sesiones paralelas del mismo curso, por lo que los estudiantes del mismo curso pueden tener diferentes niveles de instrucción. La contratación de docentes auxiliares puede estar directamente relacionada con la forma en que las entidades gubernamentales financian la investigación de posgrado.

El aumento en el tamaño de las clases tiene a dar como resultado una mayor tiempo de dedicación a las clases magistrales y menos tiempo al trabajo en grupos pequeños. Las clases magistrales son en realidad una forma muy económica de aumentar el tamaño de las clases (considerando que las aulas magnas son lo suficientemente grandes como para recibir a más estudiantes). El costo marginal de agregar un estudiante a una clase es pequeño, ya que todos los estudiantes reciben la misma instrucción. Sin embargo, a medida que aumentan los números, los docentes recurren a formas más flexibles de evaluación como preguntas de selección múltiple y evaluación automatizada. Quizás lo más importante sea que la interacción del estudiante con el docente disminuye rápidamente a medida que aumenta el número estudiantes en la clase, es decir que el instructor tiende a interactuar con un estudiante individual en lugar de con el grupo de estudiantes. La investigación de (Bligh, 2000) ha demostrado que en las clases con 100 o más alumnos, menos de diez estudiantes harán preguntas o comentarios en un semestre. El resultado es que las clases tienden a centrarse más en la transmisión de información a medida que aumenta el número de alumnos, en lugar de centrarse en la exploración, aclaración o debate (ver el Capítulo 4, Sección 2 para un análisis más detallado de la eficacia de las clases magistrales).

El aumento de la carga docente (más cursos para impartir) es la menos común de las cuatro estrategias, en parte debido a la resistencia de los profesores que a veces se manifiesta en las negociaciones de los convenios colectivos. Cuando aumenta la carga docente, la calidad es probable que sufra, ya que los docentes disponen de menos tiempo para la preparación de las clases y para el trabajo administrativo entonces recurren a métodos más rápidos y fáciles de evaluación. Si los profesores de dedicación exclusiva enseñan menos tiempo y hacen más investigación, el resultado inevitable es el de clases masivas. Sin embargo, el aumento de la financiación de las investigaciones, da como resultado más estudiantes de posgrado que pueden complementar sus ingresos como auxiliares de enseñanza. Como resultado, ha habido una mayor tendencia a contratar docentes auxiliares para dar clases.

Sin embargo, en muchas universidades canadienses, la carga de trabajo de los docentes de dedicación exclusiva ha disminuido (Usher, 2013) lo que dio como resultado clases con más alumnos por cada docente.

En otros sectores laborales, el aumento de la demanda no se traduce necesariamente en un aumento de los costos si ese sector puede ser más productivo. Por lo tanto, el gobierno está buscando cada vez más maneras de hacer que las instituciones de educación superior sean más productivas: más y mejores estudiantes por el mismo costo o menos (ver Ontario, 2012). Hasta ahora, esta presión fue absorbida por las instituciones aumentando gradualmente el tamaño de la clase y contratando personal a un menor costo, como los docentes auxiliares, pero rápidamente se convierte en un problema ya que la calidad sufre, a menos que se realicen cambios en los procesos subyacentes, y me refiero a la forma en que la enseñanza se diseña y se distribuye.

Otro efecto, colateral, de este aumento gradual en el tamaño de las clases y sin cambios en los métodos de enseñanza es que los profesores y los instructores terminan con más trabajo. En esencia, tienen más estudiantes a cargo, y sin cambiar la forma en que hacen las cosas, inevitablemente resulta en más trabajo. Los docentes generalmente reaccionan negativamente al concepto de productividad, lo ven como la industrialización del proceso educativo, pero antes de rechazar el concepto vale la pena considerar la idea de conseguir mejores resultados sin tener que trabajar tanto, sino de forma más inteligente. ¿Podemos cambiar la enseñanza para que sea más productiva y para que tanto estudiantes como profesores se beneficien?

 

Referencias

 Bligh, D. (2000) What’s the Use of Lectures? San Francisco: Jossey-Bass

Ontario (2012) Strengthening Ontario’s Centres of Creativity, Innovation and Knowledge Toronto ON: Provincial Government of Ontario

Usher, A. (2013) Financing Canadian Universities: A Self-Inflicted Wound (Part 5) Higher Education Strategy Associates, September 13

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